*Un dia que decidi callar y escuchar el silencio un largo rato, y cuando decidi romperlo decidi que el silencio es toda una experiencia...
Temo que el sonido de los pasos que se acercan, quieran romper con mi soledad, ya de por si contaminan mi silencio, este enorme espacio donde solamente estoy yo.
Me gusta mi silencio, me embriaga; me envuelve como cualquier inquietud.
Aquí, yo decido quien habla, quien grita, quien calla, aunque en teoría, nadie habla, solo yo.
Trato de ni siquiera hacer sonidos al suspirar, podría romper el encanto de este silencio, y cuando tengo ganas de música tenue, me tapo los oídos con las palmas de las manos y escucho mi pulso dentro de mis oídos, dentro de mí cabeza.
Aunque en ocasiones los murmullos logran colarse en mis pensamientos, y es difícil callarlos, no dicen nada claro, ni siquiera intentan tener sentido, solo quieren ser escuchados, yo solo quiero que callen.
Después de varios días de no escuchar mi voz, decido que ya es tiempo, separo mis labios y digo: “estruendosos fragmentos de luna, rompen con sus crujidos mi preciado silencio”, y la desconozco, ¿acaso es esa mi voz? Me da mido no reconocerla, es que he estado tanto tiempo callada, que olvide como sonaban, ¿o acaso cambio su esencia por la falta de uso?
Me asusta hablar de nuevo, tal vez me dé cuenta que es una voz ajena escondida en mi garganta, tratando decir cosas que no quiero decir, y por este motivo decidí callar, hasta siempre.
